La semana pasada, se llevó a cabo la 9na. edición del Salón Internacional de Gastronomía (SIG) en la ciudad de Caracas; esta vez en las instalaciones del nuevo centro comercial Líder.
Saliendo de las últimas presentaciones, me dirigí a casa de unos primos donde celebraban la noche de Halloween y comenté, con decepción, mis impresiones sobre ésta nueva edición. Le manifesté a mi muy apreciado primo putativo, Francisco Jiménez, que no pensaba escribir sobre este evento ya que no es de mi agrado publicar las cosas negativas que observo, mucho menos cuando de por medio se hacen juicios de valor.
Sin embargo, pasada una semana del evento y habiendo revisado muchos de los blogs a los cuales sigo, algunos escritos por mis maestros de cocina y otros por cocineros, chef y periodistas especializados en la materia, noto con preocupación el no haber encontrado alguna crítica “seria” sobre tan importante evento que en nombre de la gastronomía se realiza cada año en nuestro país. Las razones son fáciles de deducir; son muchos los compromisos de quienes dedican gran parte de su tiempo a escribir, tanto en prensa como en blogs y twitter, con los organizadores del evento.
Una de las dos entradas a "Mistura 2.010"; Lima, Perú |
Y es que, aunque las comparaciones son chocantes, me es inevitable hacerlas cuando apenas, hace un par de meses, asistí a la 3ra. edición de Mistura en la ciudad de Lima. No estoy haciendo comparaciones con un evento de la talla de “Madrid Fusión”, sino con uno que se realiza en una ciudad con características demográficas bastante similares a las nuestras.
El venezolano Carlos García de "Alto Restaurante" en Mistura 2.010 |
Más de 70 expendios de comida en Mistura 2.010; Lima, Perú |
Según los entendidos, el SIG no logró reunir este año a más de 13 mil personas. Fue un evento mal organizado, en un área que además no está adecuada para eventos y que aún se encuentra “en construcción”. Las improvisaciones saltaron a la vista de quienes asistimos y fueron los expositores y conferencistas quienes más sufrieron las adversidades.
Largas colas alrededor de los kioskos; Mistura 2.010 |
No podemos seguir en la mediocridad y mucho menos cuando ésta se comete en nombre de un gremio al que tanto esfuerzo le cuesta surgir. Para el público asistente es transparente quien organiza el evento; simplemente asisten a uno “gastronómico” y la mala imagen es la que llevan a casa, sin importar de quien es la responsabilidad.
El debate debe comenzar entre los cocineros de este país y sus líderes deben dejar a un lado sus diferencias, egos, mezquindades e intereses personales. Antes de pensar en exportar nuestra gastronomía, tenemos que volver a sembrarla en el corazón de todos los venezolanos, y una buena manera de hacerlo es con eventos realmente gastronómicos y de calidad. Es tarea de todos mostrar el talento y potencial que tenemos y no esperar a que otro lo haga por el sólo interés comercial. Para ello, no necesitamos a Gastón Acurio. Sobra talento en este país.
Mi aplauso y admiración a todos los conferencistas, en especial a los integrantes de la organización Venezuela Gastronómica, quienes por ser los primeros, fueron los que más sufrieron las consecuencias de una desorganización, teniendo que comenzar sus ponencias dos horas más tarde de lo programado, porque las instalaciones aún no se encontraban listas, en una carpa bajo el sol a la que le fallaba el aire acondicionado y con caídas de energía eléctrica. Y lo hicieron además con alegría, entusiasmo, mística y profesionalismo. Esa si es la cara de la gastronomía venezolana que todos queremos ver.
*expendio ambulatorio de comida
*expendio ambulatorio de comida
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